Bombas sobre Trípoli
No me suelo interesar por la política en este blog ni me pronuncio, a menudo, sobre este tipo de temas. Pero el mutismo o la casi nula cobertura de la prensa nacional sobre el conflicto en Libia me produce náuseas. Gran parte de la prensa peruana aborda el tema de Libia de una manera parcializada. Ven en Gadafi a un terrorista. Y al régimen libio, como a un Estado antidemocrático ¿No es acaso esa la posición que tienen CNN y las principales agencias de televisión internacionales? ¿Cómo nos informa el grueso de la prensa sobre este punto?
Gadafi, para las cadenas nacionales de radio, televisión y prensa escrita, es un tirano que ha sometido a su pueblo a una de las guerras más sangrientas de los últimos años. Ante esta situación, Estados Unidos y la OTAN han decido librar a la ciudadanía de esa lacra política y han lanzado una ofensiva militar sobre el país africano con el objetivo de defender la democracia. Luego de seis meses de insurrección, los rebeldes libios, en contra del régimen de Gadafi y con la ayuda de la OTAN, han logrado recuperar, por fin, la “soberanía” libia, puesta al “servicio” del pueblo.
Un cuento de hadas: Estados Unidos, Inglaterra y Francia son los nuevos héroes que han hecho posible este ejemplo magnánimo de lucha por la democracia. ¿Pero el cuento será cierto? ¿Es Gadafi un dictador desalmado? ¿Los rebeldes libios actúan por voluntad propia? ¿Por qué ahora resulta que Gadafi es un terrorista si antes pactaba negocios con Estados Unidos, Inglaterra, Francia y todos aquellos que lanzaron sus bombas sobre Trípoli durante seis meses? ¿Qué sucedió en el ínterin?
Se gestó un malestar entre los partidarios del propio Gadafi a tal punto de crear un movimiento dispuesto a derrocar a quien antes servían. Con la ayuda de las potencias occidentales y del armamento de la OTAN, esta facción de ex-Gadafistas le declaró la guerra al Estado libio. De ser los sangrientos ejecutores del régimen de Gadafi, se convirtieron en los nuevos “opositores”. Sucede que una fracción de la vieja clase dominante se aprovechó de una revolución que le era totalmente ajena para tomar el poder. Y allí se confabularon con las grandes potencias, bajo la promesa de volverles a entregar los recursos de Libia.
Hasta antes del conflicto, que se inició tímidamente en 1986, Libia era un país moderno: el dinero del petróleo se utilizaba para construir hospitales, centros educativos y carreteras. Habían logrado erradicar la pobreza e, incluso, estaban explotando el agua del subsuelo para crear ríos artificiales y cultivar en el desierto. ¿Por qué Gadafi se convirtió, de pronto, en un terrorista? El hecho es tan simple que hasta produce risa: el régimen libio decidió nacionalizar la explotación del petróleo y expulsó de su país a todas las transnacionales dedicadas a dicho rubro. Ante esta situación, el Consejo de Seguridad de la ONU, con la anuencia de los Estados Unidos y de los otros catorce países con derecho a veto, decidieron declarar a Libia como un Estado terrorista. Bajo esta nueva modalidad de invasión, desde marzo de este año, Libia recibió más de 15.000 bombardeos, según fuentes oficiales de la propia ONU, y Gadafi fue sentenciado como dictador al haberse quedado cuarenta años en el poder. ¿Se puede condenar de dictatorial a un régimen que entiende la gobernabilidad de una manera distinta a como la entiende Occidente? Y aún siendo así, ¿un país extranjero pude tener injerencia sobre un Estado soberano? Antes de Gadafi, reinaba el rey Idris, quien cedía la explotación del petróleo a las transnacionales más poderosas del planeta y permitía que Estados Unidos fijase el precio del crudo. Con la llegada de Gadafi, ese sistema rentista se acabó y sobrevino un régimen socialista pro-árabe basado en las decisiones que tomaban los representantes de cada una de las catorce tribus libias. Un dato importante: no existen los partidos políticos en Libia. Por lo tanto, hablar de democracia tal como se entiende en Occidente es un absurdo.
El resultado: seis de meses de terror por la ambición del petróleo. Además de eso, y en pleno conflicto, Estados Unidos y sus compinches congelaron las reservas internacionales que tenía Libia en los países mencionados. ¿Eso no es acaso un robo a mano armada? Ahora, sin haber capturado aún a Gadafi, han instalado un Consejo Nacional de Transición, reconocido por todos los países miembros de la Unión Europea y los Estados Unidos. ¿Pero cuál es la finalidad de toda esta carnicería? Las grandes transnacionales del petróleo han regresado a Libia y, en este momento, se están repartiendo el botín, además de pensar en quién o quiénes se llevarán las reservas naturales de agua que se han descubierto en el subsuelo de dicho país africano. No olvidemos que, pronto, el agua será uno de los recursos más escasos del planeta. Conveniente invasión que beneficia a los países que, en este preciso momento, se encuentran en crisis. Al parecer, Obama, Sarkozy y Cameron podrán pasar un verano holgado, ya que el dinero de Libia y su petróleo ahora están en sus manos. Provecho.